Federico, un personaje sin más pretensiones que sobrevivir cada día, inicia sus pesquisas en un ambiente que recuerda las novelas más "detectivescas" de Eduardo Mendoza, con la casualidad, el humor y las situaciones estrambóticas como telón de fondo. La novela, de hecho, puede entenderse como un claro guiño a las novelas del personaje sin nombre de Eduardo Mendoza ("El laberinto de las aceitunas", "El misterio de la cripta embrujada", "El enredo de la bolsa y la vida"...), si bien la relación de Federico con su madre o la estructura del libro -capítulos cortos, presentados a modo de escenas, con cambios de voces en momentos puntuales- dan cierta frescura a la obra respecto a las de Eduardo Mendoza. Así que si alguien en España temía por el legado del escritor catalán que no desespere: Alba Carballal (Lugo, 1992) parece una digna sucesora para recoger el testigo de ese humor surrealista y absurdo. Ojalá vengan otras.
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martes, 30 de abril de 2019
Tres maneras de inducir un coma
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