
Autor: Agustín Fernández Mallo
Editorial: Candaya
Colección: Narrativa
Páginas: 216
Año edición: 2007
Acabo de terminar Nocilla Dream. Y os juro por todas las partículas elementales, por la Ley de la Gravitación Universal y por San Neutrino Bendito, que me ha parecido un coñazo infumable. Ni la guía telefónica de Astorga, vamos. Un ladrillo intergaláctico. Un zurullo cósmico. Una chapa cuántica digna de cualquier Rodolfo Chikilicuatre de las Letras disfrazado de intelectual. Los que han jaleado a este tío desde las publicaciones oficiales son los mismos que, desde el Marca, jalean a España en los mundiales. Hay que vender periódicos.
Es tremendo, me ha puesto de mala leche. Si hubiera un carné por puntos de las Letras a este tío le dejaban los muñones. Si Alaska inventó el sonido chochi, este tío ha inventado la novela chumina, o valga también la expresión realismo chumino (término utilizado en los Condados de Albacete, Cuenca y Ciudad Real), a medio camino entre el Haiku murciano, la estética de Don Pimpón, la cursilería de Espinete y la poesía de los Pecos. Cada página sólo es el aplazamiento de una promesa que nunca llega. Y digo que nunca llega porque cada página en sí no despierta la más mínima emoción en el lector. Ergo uno piensa: forzosamente lo mejor está por llegar. Aunque si levantas la cabeza de la lectura y lo piensas un poco, caes en la cuenta que la propia estructura de la novela no permitirá tal cosa. Lo peor, pues, es que cuando te faltan 50 páginas para el final ya sabes que te han tomado el pelo por completo, pero claro, te lo dejas tomar hasta el final. Como dirían los de Coca Cola, que en esto del marketing no tienen precio, el ser humano es extraordinario.
La parte que más me ha gustado de la novela(?) es la página 218, aunque también recuerdo con mucho cariño aquél día en que olvidé dónde la había puesto y no lograba encontrarla. El cerebro ha desarrollado sus propios mecanismos para la supervivencia. Pero volviendo al tema, esto ya lo intentó el escritor(??) Ray Loriga, pero mucho me temo que como él no era físico, no engañó a nadie. Si este tío no fuera físico, o el mundo literario tuviera menos complejos hacia las matemáticas, habría un truño menos orbitando la galaxia. Por mí se puede teletransportar al váter y tirar de la cadena. O descubrir una nueva teoría para desarrollar un potente acelerador de partículas y llegar antes a la, como diría AR, una m y lo que sigue.
Si yo fuera un filántropo recomendaría a los potenciales lectores/compradores que siempre se pueden hacer cosas más interesantes con 3 ó 4 horas de tiempo y 20 euros (incluso invertir las 3 horas en introducirse los 20 euros por el orto en modedas de 5 céntimos). Si lo fuera su editor, firmaría un poder notarial renunciando a publicar a este tío en el futuro, como Krusty en un capítulo de los Simpson en que aparecía un tal punchie o algo así.
Y para terminar, he oído algo sobre ¿Una trilogía?????!!!!! Dios Mío, ¿por qué me has abandonado? En cualquier caso, si no se te ocurre un título para tan prometedor proyecto, ahí va una sugerencia, "El Señor de los Ladrillos". En fin. Escribir es algo más. Pero eso, querido Agustín, tú ya lo sabes.
Besitos
Borja Mesa