lunes, 29 de agosto de 2011

Si tú me dices ven lo dejo todo, pero dime ven



Albert Espinosa es un tipo entrañable con una infancia difícil (sufrió un cáncer que relata en la novela “Un mundo amarillo” o la película “Planta Cuarta”). Sus vivencias, de las que habla con positividad en cualquier entrevista que concede, le han permitido extraer importantes lecciones de la vida, presentes a modo de anécdota en todos sus libros. Quizás por eso su última novela, “Si tú me dices ven lo dejo todo, pero dime ven” ha sido un éxito de ventas. En ella se habla de Dani, un treintañero que acaba de romper con su pareja y se dedica a buscar niños perdidos.

En su último encargo, Dani debe encontrar a un chico desparecido en Capri. Mientras viaja a la isla, Dani va haciendo barrido de su vida, de la gente que ha conocido y le ha marcado, de los motivos que han propiciado su ruptura y de su pasado en Capri. A través de los recuerdos de Dani vamos conociendo a George o al señor Martín, que (por sus enseñanzas) son los verdaderos protagonistas de esta historia.

Diría que aunque el libro tiene algunas frases interesantes que invitan a la reflexión, y hay algunos pasajes de una gran ternura y belleza, el libro me ha parecido bastante mediocre en líneas generales. Es más, hasta llegar al final, donde remonta para cerrarse de un modo bastante aceptable, todo lo demás me aburre un poco, sobre todo esa idea de aplazar la acción para el “más adelante”…

En definitiva, creo que es una novela mala de un tipo genial, que ha triunfado en ventas porque es fácil de leer pero que yo no recomendaría. Si no fuese por el buen final, diría que es un libro malo. Hay otras cosas de Albert Espinosa que son mejores que esta novela. 

sábado, 6 de agosto de 2011

84, Charing Cross Road

Autora: Helene Hanff
Editorial: Anagrama
Número páginas: 128

Estamos en 1949. La escritora de este libro, Helene Hanff, vive en Nueva York, en un pequeño piso, sin apenas lujos. Hanff es un poco extravacante y dedica el poco dinero que tiene a pedir libros a una librería inglesa, situada en el número 84 de Charing Cross Road. La maniática señorita Hanff pide ejemplares extraños, de segunda mano y en excelente calidad, que para ella son imposibles lograr en Estados Unidos. A través de las cartas que la señorita Hanff intercambia con el librero inglés, Frank Doel, iremos conociendo cómo es la vida en ambos lados del Atlántico, obteniendo así una descripción breve pero  precisa, de las condiciones económicas y sociales en las que vivía Inglaterra tras la II Guerra Mundial, con el racionamiento de alimentos al orden del día.

La historia es totalmente real, ya que se trata de una recopilación de cartas que Helene Hanff guardó en su poder y publicó (no sin dificultades) hacia 1970. En la correspondencia, se transmite toda la ternura y belleza que envuelve las relaciones humanas, así como la química que surge siempre entre dos personas amantes a la literatura. 

Es un libro muy breve pero muy recomendable y creo que merece la pena ser leído por todo aquel que sienta cierto apego a la literatura y las relaciones que surgen entorno a ella. Para quienes no gusten de leer cartas, siempre pueden recurrir a la gran pantalla, ya que existe una película sobre el libro.  

sábado, 4 de junio de 2011

El país de las últimas cosas


Título Original: In the Country of Last Things
Escritor: Paul Auster (1987)
Editorial: Anagrama

Estando en una boda hace un par de meses, una conocida me confesó que no le gustaba leer a Paul Auster: “Es como si una nube negra se posara sobre mi cuerpo y no me abandonase hasta que cierro el libro”, me dijo. “Así que no volveré a leer a Auster. No tengo necesidad de pasarlo mal mientras leo un libro”. Pues bien, si tomamos ese símil como cierto, podría decir que El País de las Últimas Cosas es el nubarrón más oscuro de todos los que pueden posarse sobre una persona.

La protagonista del libro es Anna Blume, una chica que nos narra en primera persona (casi a modo de cartas dirigidas a su novio) cómo transcurre todo en el País de las últimas cosas. Anna dejó la ciudad en la que vivía para ir allí al país de las últimas cosas en busca de su hermano, un joven periodista de investigación del que se perdió la huella cuando dejó de enviar las crónicas al periódico de la ciudad. “Y si no me encuentro con Williams, espero al menos encontrar a su sustituto. Quizás él sepa qué ha pasado con Williams”, dice Anna.

Pero encontrar a alguien en el país de las ultimas cosas no es una tarea sencilla. Los habitantes viven con la cabeza agachada, inmersos en la melancolía y la tristeza, robando y malviviendo, suicidándose o tratando de subsistir en un duro mundo; por eso todos rehúyen hablar del pasado e ignoran cualquier comentario que les evoque una vida diferente. “Si les preguntas por un avión, te miran raro, como simulando no saber de qué les hablas”.

¿Es acaso este libro la visión de hacia dónde va nuestro mundo? ¿Es una metáfora sobre nosotros mismos? No lo sé pero sin duda se trata de una triste nube negra, que se posa sobre el lector y lo entristece… Eso sí, ¡a mí me ha encantado el libro y lo considero uno de los mejores de Auster! Aunque no se me ocurría recomendárselo a la persona que encontré en la boda, claro está...

lunes, 2 de mayo de 2011

Saber Perder


Hace algún tiempo vi a David Trueba aparecer en un reportaje de la 2. Fue en un documental que, según creo recordar, homenajeaba al fallecido actor Vicente Alexandre. David Trueba salía en una de las escenas del documental compartiendo confidencias en una tertulia literaria (de las que tenía por extintas) con José Luis Cuerda y otras personalidades del cine y la televisión, que se me escapan ahora mismo a la memoria. Lo que recuerdo bien es lo pensé al ver la escena: "¡Vaya, este tipo saber rodearse de gente importante!". Por entonces, no tenía ninguna idea sólida de lo que hacía David Trueba. Sabía que había dirigido "Soldados de Salamina" (un libro magnífico que encumbró a Javier Cercas) y sabía también que era escritor; pero no había leído ninguna obra suya.

Cuando acabé con mi lista interminable de novelas pendientes, decidí preguntar por facebook. Uno a veces tiene la impresión de que lee lo que le gusta y va descubriendo autores a base de referencias cruzadas, pero quería aventurarme con recomendaciones de mis amigos de facebook. Hubo opiniones de diversa índole pero 3 personas apuntaron a David Trueba, así que me animé con Saber Perder.

El libro arranca en el cumpleaños de Sylvia, una chica de Bachillerato que inventa una fiesta fantasma para poder invitar al chico que le gusta, con la intención de liarse con él. El padre de Sylvia, Lorenzo, está separado y pasará el día en el estadio, viendo a su equipo de fútbol. El equipo al que sigue Lorenzo es un club con aspiraciones importantes cada temporada que acaban frustradas. La nueva perla del equipo es Ariel Burano, un argentino joven que tendrá que aprender a valerse por sí mismo, una vez que su representante y hermano, haya tenido que volver a Argentina tras pasar con él la primera parte de la temporada. La última historia de Saber Perder es la historia de Leandro, padre de Lorenzo y abuelo de Sylvia. Leandro es un viejo profesor de música, que va quedándose sin alumnos interesados en sus clases particulares de piano.

Esas cuatro historias, tejidas de manera brillante por la ternura, la sencillez y la humanidad de los personajes, configuran Saber Perder, una novela que considero imprescindible dentro del panorama literario español. Porque, francamente, no sé qué dirán las casas de libros sobre "las mejores obras en español de los últimos 20 años", pero yo creo que esta debería estar en el top-10, junto a alguna de Javier Marías, Eduardo Mendoza ó Pérez-Reverte, y (a mi parecer) por encima de otras obras de escritores más reconocidos como Idelfonso Falcones o Almudena Grandes.

Leánla y ya ya me dirán si exagero.

jueves, 10 de marzo de 2011

Diario de una golondrina


Diario de una golondrina
Amélie Nothomb
Páginas: 105
Editorial Anagrama de Bolsillo.


Me gusta mucho Amélie Nothomb. Creo que ya lo he dicho en repetidas entradas de este blog. Pero creo que he vuelto a tener mala suerte con la elección, ya que Diario de una golondrina no me parece uno de sus mejores libros.

En él se nos relata la historia de Urbano, un tipo que no siente necesidad sexual, que ignora el gusto por los olores o sabores cotidianos y que permanece impertérrito al placer que proporciona la música -excepto la del grupo Radiohead, que le evade de un mundo que le resulta monótono. Urbano, en medio de su pasotismo vital, atropella accidentalmente a un peatón y acaba siendo despedido de su empresa, lo que le precipita a terminar trabajando como asesino a sueldo, un empleo que le viene como anillo al dedo habida cuenta de su incapacidad para sentir y su carácter frío. La necesidad de sangre y la indiferencia con que Urbano aniquila a mujeres y niños le granea el favor de sus superiores, que terminan encargándole una muerte curiosa: la de un Ministro del que debe robar su cartera (en la contraportada del libro, se nos relata que Urbano comete una falta en este encargo, así que la menciono en este post, a pesar de que sucede bien avanzado el argumento del libro: Urbano roba el diario de la hija del ministro).

Aunque el libro se lee con facilidad y las últimas páginas tratan de remontar la tensión narrativa, creo que Diario de una golondrina carece de la profundidad de otros relatos de Nothomb, a saber: Ácido Sulfúrico, Estupor y Temblores, Cosmética del Enemigo o Antichirsta. En mi opinión, Diario de una golondrina cuenta con la ventaja de otros libros de la autora, al ser muy corto y amigable, lo que lo convierte en una buena opción para pasar una tarde de entretenimiento. Aún así, yo no lo incluiría dentro de sus publicaciones imprescindibles y me aventuraría a recomendar otro libro suyo.


sábado, 15 de enero de 2011

Invisible



Adam Walker conoce a Rudolf Born en una fiesta de estudiantes, en 1969. Born es profesor en Columbia y se presenta a Walker acompañado de una joven francesa, delgada y callada, que responde al nombre de Margot. El encuentro es agradable y termina resultando fructífero para el joven Walker, a quien Born le propone crear una revista literaria. Born se encargará de la financiación y dejará que Walker se encargue de todos los detalles. Pero esa revista nunca verá la luz...

Creo que Paul Auster vuelve a su estilo de Leviatán. Un estilo sencillo y claro, dentro de una historia que mezcla la primera persona, la tercera persona, el pasado y el presente... Después de algunos chascos (léase, Historias por el Scriptorium) creo que Auster ha vuelto a escribir una gran novela. La recomiendo.

jueves, 21 de octubre de 2010

Un mundo (in)feliz


Autor: Aldous Huxley
Título original: Brave New World
Año publicación: 1932


Entre las muchas preocupaciones del ser humano sigue estando, prácticamente desde tiempos inmemoriales, la preocupación por el futuro. ¿Qué nos espera? ¿Hasta dónde llegaremos? ¿Cuáles son nuestras posibilidades? Y muchas han sido las respuestas que se han dado a estas preguntas, bien desde la Ciencia (casi siempre, respuestas relativamente optimistas), bien desde la Literatura (estas más inclinadas al pesimismo). Aquí nos ocuparemos de las respuestas de esta última, concretamente, a las respuestas que da Huxley en Un mundo feliz.
¿Cómo es el mundo que nos plantea el autor? Esencialmente, un mundo aséptico, casi deshumanizado, cuyo equlibrio reside en la inmadurez emocional de sus individuos. Esta inmadurez hace que no se generen en los corazones y cabezas de los seres humanos la pasionalidad, el espíritu de crítica y descontento hacia el poder que funcionan como motor básico de cualquier rebelión. Estabilidad ante todo. La estabilidad ha sucedido a todo tipo de aspiración, y cuando esta estabilidad es amenazada por algo, esta amenaza es erradicada de forma silenciosa, bien a través del soma (que adormece los malos sentimientos a través de unas "vacaciones"), o bien a través de la colocación de los individuos problemáticos en otros lugares.
El libro plantea este mundo aséptico, alejado de nuestra realidad actual, en el que, en un momento dado, irrumpe El Salvaje, John, alguien que no ha sido criado o educado en el valor de estabilidad y asepsia que rodea a las grandes ciudades. Esto, que al principio parece no traer grandes problemas, da lugar, conforme avanza la trama, a algunos altercados, ya que John no comprende que los seres humanos no ansíen libertad, que no se sientan alienados al no tener posibilidad de enfrentarse a los aspectos negativos de toda existencia humana (el dolor de una pérdida, el rechazo, el desengaño...), en definitiva, no comprende que lo que tiene ante sí no son más que niños grandes envasados al vacío, incapaces, bien por medios genéticos bien por medios psicológicos, de sentir algo real, ya que los sentimientos son origen de la inestabilidad más primaria (y luego siempre se corre el riesgo de que esa inestabilidad trascienda).
Por tanto, ese mundo feliz en realidad no lo es tanto, ya que la felicidad de la que se habla es una felicidad que proviene únicamente de la satisfacción de los placeres más banales, y cuando esos placeres no son suficientes y se siente la insatisfacción de no tener una vida completa (con alegría y tristeza), siempre queda el famoso soma. ¿Nos interesa una felicidad basada en una vida dentro de una urna de cristal? ¿Es suficiente el no padecer casi enfermedades y tener casi todo lo que se quiere cuando se quiere para vivir felizmente? En última instancia, ¿seríamos capaces de sacrificar la esencia de nuestra humanidad y convertirnos en una producción en cadena de carne y órganos? Éstas son las preguntas que la lectura del libro me ha motivado.
Recomiendo el libro como estimulante del sano ejercicio mental de filosofar sobre los pasos que la Humanidad va dando y sobre qué es la felicidad real. Sin duda, a mí no me dejó indiferente esta lectura.

Opinión de LadyRugionaria