sábado, 5 de abril de 2008

La Bodega


Autor: Noah Gordon
Editorial: Roca
Páginas: 384
Género: Novela histórica
Año edición: 2007



¿Cómo debe enfrentarse uno a la última novela de Noah Gordon? A sabiendas de que se trata de una novela homenaje a España, habrían de esperarse muchas cosas, pero ese no era mi caso al comenzar su lectura. He de admitir, que escogí leer este libro porque las novelas del autor me resultan muy cómodas de leer y además, era breve, y necesitaba una obra de transición, algo ligero y ameno con lo que entretenerme. Y, sí, aquello que buscaba lo he obtenido, pero también he recibido más.
Todo comienza con varias citas, una de las cuales es: “Bendito aquel que encontró su trabajo; no pida más bendición”; y a continuación relata sobre la vida de Josep Álvarez, el segundo hijo varón de una humilde familia de viñadores, el cual, a sabiendas que no iba a heredar la tierra (ese es privilegio del primogénito), decide alistarse en un grupo de entrenamiento para carlistas, donde acabará involucrado en una revuelta que le obligará a huir del país durante unos años. En ese tiempo, aprenderá de los franceses el arte de la fabricación de vino de calidad, y regresará a España con el fin de trabajar su propia tierra y de crear su propio vino. Y en resumidas cuentas, esto es todo. El autor completa la historia con tradiciones españolas de la época, con la situación política e histórica el momento, así como el poder eclesiástico en la vida cotidiana, todo reducido al pueblo donde reside Josep. Y ahí es donde reside el poder de esta novela, su documentación. No ha pretendido crear un libro histórico, pero sí recrear una historia que podría haber sido real, pues el marco donde estaba insertada, ha sido un pasaje verídico de nuestra historia. Habrá quien piense que todo está un poco de pasada, las guerras carlistas, la caída del general Prim, la sucesión… pero para quien ha vivido en un pueblo, sabe que la historia es así, todas las noticias llegaban con cuentagotas, y muy lejanas, a pesar de la prensa.
A diferencia de ¨El médico¨, uno no termina el libro queriendo ser vinicultor, pero sí que se ha sufrido con el protagonista, se ha viajado y vivido con él, y al final, al igual que le ocurre a Joseph uno siente rabia y frustración por un lado, y descubre amabilidad y generosidad por otro. Como la vida misma.
En conclusión, no sé si este libro te hace sentir frustrado por no tener tan claro tu camino en la vida como Josep, o te hace sentir generoso y deseoso de compartir esta historia con quien la pueda necesitar. Ces´t la vie!

P.S. No puedo terminar sin añadir lo que realmente más me ha gustado de este libro, que es más un comentario jocoso que una opinión. Si lees el libro, por favor, no te saltes los agradecimientos, porque el autor agradece a todo el mundo que de alguna manera le ha ayudado con el libro; y en el apartado de “otros que me ayudaron”, da las gracias hasta a su cuñado por arreglarle el ordenador cuando se le estropeó, porque todo aquel que haya tenido que hacer un trabajo o proyecto a ordenador, sabe lo fundamental que es tener un ¨cuñado” a mano para que te arregle el ordenador en ese problema de última hora que suele aparecer. Como ya he dicho, ¡así es la vida!

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