lunes, 20 de septiembre de 2010

Ni de Eva ni de Adán


"Por fortuna, sufría: llegué a bendecir aquel dolor, que constituía la última prueba de mi pertenencia al mundo de los vivos. Aquel martirio resultaba sospechoso, ya que había invertido las sensaciones: la estufa me quemaba de frío. Pero era mejor eso que el terrible e inminente momento en el que ya no sentía nada."


Me gusta la buena de Amélie. Es una escritora que sabe plasmar en el papel muchas cosas. Y lo hace de una forma magistral: con precisión y sin estridencias. Sus novelas cuentan, además, con una ventaja de ser cortas. Así que pueden leerse cuando nos apetece mucho leer pero vamos agobiados de tiempo (y por tanto, es tedioso embarcarse en un libro largo) o para desconectar entre dos libros que exijan tiempo. Leer a Amélie Nothomb es hacer un parón en nuestra vida. Son 3 o 4 horas dedicadas a disfrutar leyendo sobre un mundo descrito con pinceladas de humor y ternura, casi siempre contado en primera persona...

Lo último que he podido leer de Nothomb es "Ni de Eva ni de Adán". De todo lo que he leído de esta escritora (algunos libros han sido comentados en este blog), esta novela ha sido quizás la que menos me ha gustado. El comienzo es como el de sus otros libros anteriores: una frase sencilla que te atrapa y te anima a continuar. Esta vez, Amélie nos deja entrever en la primera frase que "Ni de Eva ni de Adán" es una novela autobiográfica, pues nos dice que decidió que la mejor forma de aprender japonés era enseñando francés. Por eso puso un anuncio, lo que le permitió conocer a Rinri, un chico un año menor que ella, con el que empezó dando clases de francés y con el que acabó visitando el monte Fuji, símbolo ancestral de lo que representa Japón.

Aunque "Ni de Eva ni de Adán" ha sido escrito después de "Estupor y temblores", la descripción del os hechos le precede en el tiempo. En "Ni de Eva ni de Adán", Amélie nos cuenta sus primeros pasos en Japón. Cómo se ganaba la vida siendo una veinteañera y cómo era su vida antes de trabajar en la empresa descrita en "Estupor y temblores". Amelié nos habla de sus momentos compartidos con Rinri, nos hace una descripción del mundo nipón y nos lleva de la mano a descubrir la mentalidad de sus habitantes.

A mi juicio, el libro tiene un comienzo prometedor (la historia de amor entre Rinri y Amélie), pero creo que va perdiendo fuelle. Aunque la tensión se recupera de nuevo en las últimas 15 páginas, en las que Amélie debe decidir entre dejarse llevar o cambiar el rumbo de su vida tomando una dolorosa decisión, recomendaría este libro sólo para pasar un rato entretenido y ameno, a los seguidores de Nothomb. A quienes no la han leído, les recomendaría que lo hiciesen. Pero quizás deberían empezar por otros libros.

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